MUJERES EN LA ACADEMIA: PIONERAS QUE ABRIERON PUERTAS PARA LA TRANSFORMACIÓN
Por: Fernandez, Jackeline
Para: Amnistía Internacional
En este contexto, la lucha por el reconocimiento del derecho político más elemental, el sufragio, se convirtió en el objeto que movilizó a millones de mujeres en el mundo en el siglo XIX. Sin embargo el historiador alemán Peter Gay considera que “(…) en términos generales, fue el acceso a las universidades a finales del siglo XIX, lo que demostró ser la clave para la causa de la mujer, más que el acceso al voto“. (citado por la Dra. Samudio en su artículo El acceso de las mujeres a la educación superior. La presencia femenina en la Universidad de Los Andes, 2016).
“Y yo, Señor, planeo ser una ingeniera en la NASA. Pero no puedo hacer eso sin tomar las clases en esa Secundaria completamente blanca. Y no puedo cambiar el color de mi piel. Así que, no tengo elección… salvo ser la primera. Lo que no puedo hacer sin usted, señor. Su Señoría, de todos los casos que escuchó hoy, ¿cuál importará en cien años a partir de ahora?”, frase de Mary Jackson, primera ingeniera afroamericana de la NASA, en la película Talentos Ocultos.
El 30 de agosto de 1885, se gradúa en Maracaibo María Oquendo, convirtiéndose en la primera mujer que obtiene el título universitario de maestra en Maracaibo y en Venezuela.
En la década de los treinta, las únicas dos mujeres inscritas en la Universidad Central de Venezuela (UCV) eran Luisa Amelia Pérez Perozo y Lya Imber de Coronil. La primera fue la primera en graduarse como Abogada y Doctora en Derecho, además se erigió como activista por los derechos de las mujeres en el gremio y desde 1945 asistió a las Convenciones de la Federación Internacional de Abogadas (FIDA). La segunda, ucraniana de origen, fue la primera mujer en obtener el título de médica en el país (1936). Diez años antes de Imber, Virginia Pereira había cruzado las puertas de la UCV para inscribirse en la Facultad de Medicina, sin embargo la inestable situación política del país forzó el cierre de la universidad y ella debió marcharse a los Estados Unidos, donde realizó con éxito su sueño de convertirse en médica. Sara Bendaham, natural de Guatire, fue la primera mujer venezolana en inscribirse en la Facultad de Medicina de la Central (1924). Sin embargo, diversos problemas personales postergaron su graduación hasta el año 1939.
En 1959, Margot Benacerraf formó parte de la primera promoción de egresados de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela.
En el resto del mundo las mujeres también estaban abriendo las puertas de la academia. El 71% de las estudiantes femeninas en Francia para 1891, eran de origen extranjero. Una de ellas, Sarmiza Bllcescu de Rumania, fue la primera mujer extranjera que obtuvo el Doctorado de Derecho. Diez años antes, en 1881, otra rumana, Cristina Cutzarida, se convirtió en la primera mujer de su país en obtener el Doctorado en Medicina, en Paris.
La primera ingeniera fue Eliza Leonida Zamfirescu, nacida en Bucarest, en 1887.
Sin duda la más conocida de este grupo de valientes pioneras, es Marie Curie quien no pudo ingresar a la Universidad en Polonia por ser mujer, pero esa negativa no la amilanó. Curie se va a Paris en 1891, y se matricula para estudiar química, física y matemáticas en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Paris, graduándose en Física en 1983. No solo fue la primera mujer en el mundo en obtener el Doctorado en Ciencias en 1903, también fue la Primera Catedrática de su universidad, la primera en ganar el Nobel de Física en 1903, en ingresar a la Academia Francesa, en ganar un segundo Nobel, esta vez de Química en 1911 y la primera mujer en llegar al Panteón de los Inmortales de Francia.
En Venezuela, la primera mujer que ejerció como Rectora de una universidad, fue Imelda Rincón Finol, elegida para ese cargo en la Universidad del Zulia durante el periodo 1988-1992.
De la exclusión al reconocimiento
Diecinueve siglos nos tomó a las mujeres lograr ingresar a las universidades. El sistema que establecía la superioridad del hombre como ser pensante, racional y objetivo, condiciones que lo convertían en el único ser capaz de asumir estudios de cualquier naturaleza, sostuvo la premisa de que los únicos conocimientos necesarios y suficientes a los cuales podíamos tener acceso eran aquellos asociados a nuestra “naturaleza”, tales como modales, cocina, costura, y otros similares, destinados a lograr que nos convirtiéramos en apoyo para “nuestros hombres”. Estos conocimientos eran impartidos en conventos, donde las señoritas de sociedad se formaban para convertirse en el “mejor” partido. Dichos aprendizajes discriminaban a las mujeres y niñas de estratos inferiores. Rousseau, considerado uno de los grandes pensadores del siglo XVIII, representante del liberalismo, señalaba: “Toda la educación de las mujeres debe referirse a los hombres. Agradarles, serles útiles, hacerse amar y honrar por ellos, educarlos de jóvenes, cuidarlos de adultos, aconsejarlos, consolarlos, hacerles la vida agradable y dulce: he ahí los deberes de las mujeres en todo tiempo, y lo que debe enseñárseles desde la infancia”.
Otros fueron menos recalcitrantes. Por ejemplo, Erasmo de Rotterdam consideraba que las mujeres debían al menos aprender a leer y escribir, dado que eran las encargadas de la crianza de los hijos de la familia, y por lo tanto consideraba importante que pudieran hacer “lecturas piadosas” a fin de guiar espiritualmente a sus vástagos.
En este contexto, la lucha por el reconocimiento del derecho político más elemental, el sufragio, se convirtió en el objeto que movilizó a millones de mujeres en el mundo en el siglo XIX. Sin embargo el historiador alemán Peter Gay considera que “(…) en términos generales, fue el acceso a las universidades a finales del siglo XIX, lo que demostró ser la clave para la causa de la mujer, más que el acceso al voto“. (citado por la Dra. Samudio en su artículo El acceso de las mujeres a la educación superior. La presencia femenina en la Universidad de Los Andes, 2016).
A mediados del siglo XIX, mujeres con poder económico comenzaron a cambiar el panorama de las universidades en Estados Unidos, ya que usaban sus bienes para fundar o subvencionar academias femeninas o que permitieran el acceso a las mujeres. En Europa la inclusión tomó su tiempo: en Suiza ingresan mujeres a la universidad en la década de 1860, en Francia en 1880, Alemania 1900, y en Gran Bretaña en 1870. En nuestro país, como hemos señalado al principio, el proceso se inició a finales del siglo XIX.
Hoy en día, el número de mujeres que estudian en las universidades es superior al de los hombres. La media en Latinoamérica, de acuerdo a datos de Mercosur, es de 67% por encima de los hombres. Sin embargo, otros retos se plantean. Ese elevado porcentaje disminuye a menos de la mitad cuando se trata de carreras técnicas o ciencias políticas. En Chile, por ejemplo, de las 30 carreras ofertadas por sus universidades que concentran el mayor porcentaje de población masculina, 27 son ingenierías, encabezadas por Ingeniería Electrónica (97% de varones y 3% de mujeres).
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentó resultados de un estudio que llevó a cabo en 14 países, cuyos datos señalan que “la probabilidad de que las estudiantes terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es del 18%, 8% y 2%, respectivamente, mientras que la probabilidad para los estudiantes masculinos es del 37%, 18% y 6%.” De allí que uno de los puntos más importantes de todas las agendas de desarrollo, desde hace treinta años, es incentivar la inclusión de niñas y jóvenes en campos científicos, hecho que se resalta especialmente en el recientemente celebrado Día Internacional de las Niñas y Mujeres en las Ciencias (11 de febrero), cuyo objetivo principal es “lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, y además para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas”.
Seguimos necesitando pioneras, mujeres dispuestas a ser las primeras en dar el paso que se necesita para continuar rompiendo paradigmas. Y cierro preguntando: ¿Cuál de las cosas que estás haciendo ahora será importante de aquí a cien años?
Imagen: Shutterstock
Fuentes:
http://www.un.org/es/events/women-and-girls-in-science-day/
https://politeiahermes.blogspot.com/p/blog-page_20.html
http://www.estampas.com/estampas/anteriores/110503/encuentros3
http://medicosfamososdevenezuela.globered.com/categoria.asp?idcat=568
https://es.wikipedia.org/wiki/Lya_Imber_de_Coronil
http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/41589/1/art4.pdf
http://encartesaludaldia.com/la-primera-mujer-que-en-venezuela-estudio-medicina-sara-bendahan/