Presidente de APUSB: Educación venezolana requiere una intervención de la UNESCO para evitar una catástrofe generacional

El presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar (APUSB), William Anseume, aseguró en entrevista para Aula Abierta que la carta remitida a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) busca una ayuda humanitaria porque la educación en Venezuela requiere de una intervención internacional para que sea posible evitar la catástrofe generacional.

“La educación requiere una intervención, una ayuda humanitaria compleja para poder solventar estas dificultades porque sin ayuda no va a ser posible. La solicitud es que la Unesco (…) se plantee la posibilidad, en conjunto con otros entes multilaterales, de atender financiera, técnica incluso académicamente las necesidades que va a tener Venezuela para evitar la catástrofe educativa”, expresó Anseume.

“Queremos que permita que la educación en Venezuela se siga realizando y se impida lo que está avecinándose, que es esa catástrofe generacional, una repercusión en la juventud y niños venezolanos”, precisó el presidente de APUSB.

Propósito de la carta enviada a la UNESCO

La carta está motivada por la búsqueda de una profunda internalización de los derechos humanos en Venezuela, en lo que respecta la situación de vulnerabilidad de derechos salariales, incluso de impartir educación de calidad.

Tras el informe documentario sobre violaciones de derechos humanos en Venezuela, presentado por la Misión Internacional Independiente de Investigación, Bolivia Suárez, presidenta de la subcomisión de educación de la Asamblea Nacional; Gricelda Sánchez, miembro del Sindicato Venezolano de Maestros; David Gómez Gamboa, director de Aula Abierta; el diputado Luis Barragán, el filósofo José Rafael Herrera y William Anseume presentaron una carta dirigida a Audrey Azoulay, directora General de la UNESCO con la finalidad de que se tome en cuenta evaluar la realidad del sistema educativo y la libertad académica

En el texto de la comunicación se denuncia, entre otros aspectos, que “En Venezuela, en especial, como producto de muchos desaciertos en las políticas económicas establecidas desde hace ya varios años, se ha deteriorado grandemente el Sistema Educativo Nacional en general, sistema que en sus mejores momentos, fue catalogado como de primer mundo”.

“Nos motiva a solicitarle su oportuna intervención, para que nos brinde su mejor apoyo, a fin de poder canalizar, en la medida de sus posibilidades, la indispensable cooperación internacional que permita que nuestra educación, nuestro país, se puedan  recuperar y, de esta manera, preservar nuestros valiosos recursos humanos y, con el mayor de los anhelos, recomponer parte sustancial de lo mejor que una sociedad posee: su educación”, se lee en el documento.

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A continuación la carta:

Honorable Señora Audrey Azoulay
Directora General de la UNESCO

París – Francia

En la actualidad, todo el orbe está padeciendo la necesidad de mantener una educación ajustada y proporcional a los complejos, volubles, impredecibles e inciertos escenarios mundiales que se están suscitando, producto de la pandemia que ya desde hace más de ocho meses afecta al mundo entero; las consecuencias de esa situación han sido graves desde los puntos de vista social, económico, político, de desarrollo y de evolución. Ello indica lo indispensable de saber y poder sortear nuevos escenarios para superar y combatir los destinos que inevitablemente han surcado los horizontes de vida, desarrollo, evolución y que están cercenando la preservación y normal conducción de una educación dentro de un ambiente sano, apto, libre, justo, con valores democráticos como norte, presentes dentro de la actividad cotidiana del proceso de aprendizaje del ser humano.

En Venezuela, en especial, como producto de muchos desaciertos en las políticas económicas establecidas desde hace ya varios años, se ha deteriorado grandemente el Sistema Educativo Nacional en general, sistema que en sus mejores momentos, fue catalogado como de primer mundo.

Existe un atropello generalizado, constante e inhumano por parte del Estado venezolano, una violación indudable de los derechos fundamentales de sus ciudadanos, los cuales poseen asidero en los crímenes de lesa humanidad, evidenciados por la misión de la ONU en reciente informe. En tal sentido, el derecho a una educación de calidad, con la concepción de enfocarla para el bienestar y progreso de los ciudadanos, de los pueblos, así como el derecho al trabajo digno, son también vulnerados constantemente por quienes usurpan el poder ejecutivo en nuestro país.

La realidad que se vive, provocada con denodada intencionalidad política, producto de una torpe y dolosa actitud a ultranza del régimen, cuyo único objetivo parace ser el de permanecer en el poder, ha conducido al fracaso total y al inestable devenir de la educación y en consecuencia de sus trabajadores, quienes no solamente en el nivel educativo están siendo perjudicados, sino en todos los ámbitos del diario quehacer venezolano. En consecuencia, esta actitud arbitraria desde el poder, ha distorsionado los procesos necesarios, fundamentales e inherentes a la preservación del respeto y debida actuación, acorde a lo que nuestra Constitución en su preámbulo considera procesos esenciales para alcanzar los fines del Estado venezolano: Educación y Trabajo.

Esa situación, afecta de manera desfavorable a nuestra niñez, juventud, trabajadores y, por ende, al posible desarrollo de ellos en nuestro país; de la misma manera, incide en su permanencia, una de las razones fundamentales por las que las migraciones se han incrementado de manera descontrolada.

El lamentable deterioro en el que ha caído nuestro país, producto también de una corrupción galopante a lo largo de dos décadas, ha incidido en el desmejoramiento de la calidad de vida: muchos docentes de todos los niveles, con el actual sueldo (mínimo) equivalente a menos de un dólar mensual, que en el mejor de los casos (universitario) llega con bonificaciones extra salariales a $7 mensuales ,  hace que los docentes y otros trabajadores de la educación y sus familias sufran hace años la penuria de no poder alimentarse, ni vestirse, mucho menos cubrir la indispensable asistencia médica, de viviendas, de recreación; esto es una situación criminal y el régimen no hace absolutamente nada por mejorar esa condición; en las mismas circunstancias se encuentran los estudiantes de los diferentes niveles, en su gran mayoría. Si los sueldos son factor indicativo de pobreza extrema, tristemente esa es la realidad que arropa a la totalidad de nuestros educadores y los demás trabajadores de la educación.

De la misma manera se pone de manifiesto el hecho de que los estudiantes, en muchos casos, no ingieren alimentos para participar en el acto educativo, situación que afecta su normal desarrollo y aprendizaje; existe asimismo una desconexión total de la realidad con el aspecto presupuestario que, por consiguiente, incide en los rubros de salubridad (carencia de agua, aseo, luz), seguridad (seguros, enfermería o médicos que respalden a los estudiantes en caso de accidentes; personal de seguridad que evite robos y otras contingencias), sistemas o medios de comunicación digital y en general resultan deficitarias para encarar  las debidas condiciones físicas  de las instalaciones de las instituciones educativas (escuelas, liceos, universidades y otros centros de atención educativa públicos, dependientes del Estado). La tendencia que se visualiza es hacia el mayor deterioro físico, intelectual y moral de la educación y los educadores en Venezuela. 

Mediante mecanismos represivos y a objeto de perpetuarse en el poder, el régimen pretende la realización de elecciones parlamentarias fraudulentas para el próximo mes de diciembre, por lo que ha abandonado todos los compromisos socioeconómicos del sector laboral en general, pero muy en particular el educativo, violentando así, constantemente,  todos los acuerdos nacionales e internacionales en la materia: derechos humanos, laborales, constitucionales, convenciones colectivas, con la sola idea de someter a la población trabajadora. Esto ha reducido casi a cero las protecciones socioeconómicas indispensables para el sostenimiento del trabajo y la educación. 

Como consecuencia de lo manifestado anteriormente, la Asamblea Nacional, único ente legítimo de los Poderes Públicos del Estado venezolano, ha producido varios acuerdos y declaraciones, entre los que destacan “la Declaración de la emergencia humanitaria compleja en la educación” (2018), “la búsqueda de protección de la autonomía universitaria” y el más reciente acuerdo del mes de septiembre, que reconoce “la imposibilidad de darle continuidad a través de modalidad alguna (presencial, semi presencial o virtual) a la educación en Venezuela en estos momentos”. En consecuencia, en la actualidad la educación pública venezolana se encuentra plenamente paralizada por el abandono y desinterés absolutos del régimen. 

Hemos querido expresarle la realidad que nos rodea, porque sabemos y estamos conscientes de su interés por la resolución de problemas en el ámbito educativo a nivel mundial y en especial en lo que atañe a la situación educativa venezolana, sobre todo en tan difíciles momentos que vive toda la humanidad; ello nos motiva a solicitarle su oportuna intervención, para que nos brinde su mejor apoyo, a fin de poder canalizar, en la medida de sus posibilidades, la indispensable cooperación internacional que permita que nuestra educación, nuestro país, se puedan  recuperar y, de esta manera, preservar nuestros valiosos recursos humanos y, con el mayor de los anhelos, recomponer parte sustancial de lo mejor que una sociedad posee: su educación.

Esa cooperación la requerimos con urgencia tanto del organismo que usted dignamente y con merecidas distinciones dirige, como de otros organismos multilaterales que comparten objetivos en cuanto a Derechos Humanos, educativos, políticos, laborales, económicos, y a los que nuestro país está afiliado. 

Consideramos que así como muchos países amigos han brindado u ofrecido ayuda humanitaria en materias fundamentales para la vida (la alimentación y la salud), sería oportuna en estos coyunturales momentos una ayuda humanitaria que resguarde y promueva, en lo inmediato, la búsqueda de una equilibrada transformación a futuro de la educación en Venezuela. Esperamos contar con su apoyo para que la UNESCO se sume y contribuya, merecidamente, en conjunto con organismos como: la OIT, la OEA, la CEPAL y otros entes multilaterales, especialmente en Derechos Humanos que están conscientes de la comprometedora realidad que sufrimos, para que puedan intervenir tan pronto como sea posible, de manera separada o conjunta y así ayudarnos académica, económica y/o técnicamente a superar las terribles consecuencias que se han generado por el descalabro político, social y económico que afecta la vida de millones de compatriotas; situación que es por lo demás muy compleja y comprometedora, y que, a nuestro juicio, excede la propiciada por la pandemia y de la que estamos seguros, sin su intervención solidaria, nos costará quizás muchos más años superar. 

Distinguida Directora, estamos muy agradecidos por su valiosa atención y, en la seguridad de que esta petición tendrá buena acogida de su parte, no dudamos de que nos brindará una oportuna y pronta respuesta.

Reiterando nuestro agradecimiento, quedamos a sus distinguidas órdenes:

Bolivia Suárez.     
Diputada   
Presidenta de la Subcomisión de Educación de la Asamblea Nacional     De la República Bolivariana de Venezuela. 

Luis Barragán
Diputado de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela

Gricelda Sánchez
Sindicato Venezolano de Maestros 
Del Distrito Capital

William Anseume
Presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar

David Gómez Gamboa
Director-fundador de Aula Abierta

José Rafael Herrera
Profesor
Universidad Central de Venezuela
Filósofo.

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