El salario de los académicos en Venezuela: una mirada hacia el abismo
Las políticas salariales del ejecutivo nacional desde hace casi 15 años han sido el arma de destrucción de las universidades venezolanas junto a las políticas presupuestarias contra estas casas de estudio. El tema resulta bastante inquietante cuando se mira de cerca y se consideran algunos elementos que suelen pasar desapercibidos; uno de ellos es el impacto de esas políticas sobre el eje motor de las universidades, nos referimos a “los y las docentes.”
Para un profesor universitario se ha vuelto imposible poder cubrir sus necesidades básicas de alimentación, vestido, vivienda y salud; sobre todo éste último aspecto que representa un viacrucis en el vivir cotidiano de una población que se acerca a una media de 60 años de edad.
En el año 2001, un profesor Instructor (categoría primigenia de la carrera universitaria), ganaba un salario mensual de 930$ y los profesores Titulares (máxima categoría académica y administrativa de las Universidades Venezolanas) recibían cerca de 2.700$.
Para noviembre de 2022, según la Asociación de Profesores de la Universidad del Zulia (APUZ) y con la hiperinflación galopante que carcome al país; los académicos percibían tan solo 40$ quincenales, que para febrero de 2023 se convirtieron en apenas 33.70$ quincenales, bajando de manera vertiginosa cada día con el aumento desproporcionado del dólar y una caída de la moneda nacional con un abismal porcentaje de 21.4% para el mes de enero de 2023, según cifras de Infobae.
Profesores en pobreza extrema
Estas cifras dejan en evidencia la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los profesores universitarios venezolanos. Tomando en referencia a la Línea Internacional de Pobreza (LIP), que señala que una persona que gane menos de 1,9 $ diarios se encuentra en pobreza extrema. Esto ya es una realidad en Venezuela, donde un profesor titular en 2021 percibía un ingreso básico mensual de 3,72$, lo que equivale a 0,12$ diarios. No quedan dudas de que los educadores del país están sumergidos en una situación de pobreza extrema.
Los salarios de los docentes en Venezuela son por mucho los más bajos de Latinoamérica. Resulta perturbador que en un país cuya renta petrolera sigue siendo un punto de arranque importante para su economía, con aún altos ingresos en la explotación de este rubro; un profesor no reciba remuneración por su trabajo, que por demás resulta la piedra angular del desarrollo, “puesto que sin educación no hay avance en los países”.
Una encuesta realizada por Aula Abierta en febrero de 2022 detalló que de 580 profesores universitarios, solo 37 (6.4%) pueden adquirir la canasta básica alimentaria, basándose en ingresos complementarios. Aunque para este 2023, la situación que enfrentan los universitarios es peor.
Profesores venezolanos, los peores pagados en Latinoamérica
En Diciembre del 2022, la página oficial de Banca y Negocios anunció un estudio comparativo del Observatorio de Universidades (OBU) que visibilizaba los salarios de los docentes en Latinoamérica, quedando registrado el de Venezuela como el más bajo de la región con apenas un monto de 45$ máximo y 27$ mínimo. Por encima estarían inclusive Cuba con 50$, Nicaragua con 300$, El Salvador con 500$ y Haití con 650$ . Las cifras representan para los profesores venezolanos apenas un 11.8% máximo del salario que perciben los docentes en Latinoamérica y un mínimo de 0.03% en relación a países como: Costa Rica, Colombia y Brasil con salarios de 1500$, 1000$ y 700$.
En mayo del 2021, Aula Abierta reportó que un profesor titular a Dedicación Exclusiva recibía un salario diario de 0.35$ y en la actualidad no ha cambiado casi nada la situación, llegando apenas a 2.26$ diarios que perciben los docentes; es decir en dos años el salario ha subido apenas 1.91$ diarios.
Estos montos siguen estando en los estándares internacionales como índice de pobreza, violando el artículo 26 de la convención americana de Derechos Humanos al negar a los docentes y trabajadores universitarios un sueldo que le permita vivir de manera digna.
La destrucción de la educación: ¿Una política de Estado?
La crisis en la que se encuentra el sector educativo es resultado de un plan bien orquestado desde las esferas del poder. La asfixia presupuestaria inducida desde el Poder Ejecutivo contra las universidades alcanza entre el 97 y 99% de déficit y el desconocimiento de gremios universitarios (como fue la exclusión de la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios, FAPUV) dificultan el alcance de acuerdos que defiendan las Convenciones Colectivas (CCU) del sector universitario.
A los profesores también les quitaron las prestaciones de salud y seguridad, que por décadas se habían impulsado desde las casas de estudio. Tras la aprobación de las CCU, la política previsional del gobierno ha sido la centralización eliminando servicios básicos autoadministrados de Hospitalización, Cirugía y Maternidad (HCM) para imponer el mecanismo centralizado “Sistema Integral de Salud del Ministerio del Poder Popular para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología” (SISMEU).
No cabe duda que el propósito del ejecutivo nacional dista mucho de compensar está situación, que resolvería en gran medida los graves problemas que tienen las universidades venezolanas y el país en general. La situación alcanza consecuencias incalculables pues se está destruyendo de manera deliberada el futuro, quitándole no solo el derecho salarial que todo trabajador tiene sino también violentando de manera flagrante el derecho a una educación libre y plural que describe suficientemente la constitución.
Este trabajo fue realizado por:
Dra Molly González (Ex-pdta Apuz)
Lic. José Rangel (equipo Aula Abierta)